La escasez de truchas y el mal estado de los ríos marcan el inicio de la temporada.
Muy mal discurre aún la temporada truchera tras el pésimo comienzo. El mes de abril está resultando poco o nada propicio para la pesca, si bien en los dos últimos días los ríos tienden a mejorar. Las lluvias, los deshielos y los desembalses han impedido la pesca y han hecho que se pierdan la mayoría de los permisos para los cotos y los Arecs.
Muy mal lo tienen los pescadores de mosca, que apenas consiguen capturas, pero algo similar sucede con los especialistas de cucharilla aunque a pesar de las dificultades de vez en cuando se ven sorprendidos por ejemplares de gran tamaño. Tan sólo los que pescan en las aguas embalsadas consiguen alguna trucha de forma habitual. Este tipo de pesca, sin embargo, no es practicada por gran parte de los aficionados que la consideran sumamente aburrida.
Todos esperan con impaciencia que se asiente el buen tiempo, y es que en el momento en que vuelva el calor y finalicen los deshielos veremos volar con profusión la sarnosa, que ya eclosiona en el Esla y, algo después, la mosca de mayo o mosca de la piedra. Este plecóptero de gran tamaño no es otra cosa que la culminación madurativa del rancajo una vez que sale del lecho del río, rompe su caparazón que queda pegado a las piedras o a la vegetación de la orilla y vuela tras aparearse con los machos que son mas pequeños y carecen de alas. A partir de aquí las truchas cobrarán actividad y se pescará mejor.
De lo mal que se está pescando da buena fe la cantidad de permisos sobrantes que, ni de lejos, llegan a agotarse. Incluso los Arec que el pasado año se agotaban en el primer minuto ahora tienen pases disponibles, especialmente algunos como Marne o Puente Paulón. Los embalses, al límite de su capacidad, sueltan toda el agua que reciben e incluso más en algunas ocasiones. Al principio de la semana Riaño desembalsaba 70 m3/seg, ahora el desembalse se ha reducido a 45. Vegamián 30, mientras que por Santa Marina, en el Órbigo, discurrían 50 m3/seg. Todos los ríos arrastran caudales altos y aguas muy frías. Esto da, en cierto modo, la razón a los partidarios de retrasar la apertura de la temporada, y de hecho ya se está retrasando al primero de mayo en bastantes acotados.
No todos los ríos tienen un régimen nivo-pluvial y, por tanto, dependen tanto de los deshielos. Los ríos bercianos, a pesar de su caudal alto, se han podido pescar «de aquella manera». Lo mismo sucede con el Eria o el Duerna, incluso con el Tuerto a pesar de que se desembalsa todo lo que entra en Villameca.
Por el contrario, los ríos que nacen en la cordillera Cantábrica, especialmente el Bernesga y el Torío, siguen en muy malas condiciones por no decir impescables. Algo mejor el Omaña y el Curueño y bastante mejor los bercianos, cuyos principales cotos comenzarán su temporada el 1 de mayo.
Furtivismo
Parece que en este comienzo de temporada se están produciendo algunas denuncias, especialmente en los Arecs. El motivo suele ser que se superan los cupos establecidos de dos truchas. También sucede que en las aguas embalsadas se han incrementado de forma notable las tallas sin que los aficionados se hayan percatado pues, posiblemente, no se le haya dado a este hecho la suficiente publicidad y la lectura de la normativa resulta muy farragosa. Sería conveniente dar mayor información sobre estas denuncias e infractores por aquello de que «el miedo guarda la viña». Se trata en todo caso de un furtivismo «menor» comparado con el que se produce en la época de frezas o en verano cuando el estiaje de los ríos hace a las truchas mucho más vulnerables tanto de día como de noche.